jueves, 15 de octubre de 2009

VIOLINISTAS FAMOSOS















Joshua Bell






El famoso violinista estadounidense Joshua Bell ha demostrado que, pese a tocar de forma magistral las piezas más exquisitas, si lo hace en el metro de la capital de Estados Unidos, los pasajeros pasan de largo ante el virtuosismo.

El experimento, planificado por el diario «The Washington Post» y publicado en su dominical de esta semana, consistía en observar la reacción de la gente ante la música tocada por Bell, uno de los mejores violinistas del mundo, que aceptó la propuesta de actuar de incógnito en el subterráneo estadounidense.

El 12 de enero pasado, a las 07.51 de la mañana, el artista y ex niño prodigio comenzó su recital de seis melodías de diversos compositores clásicos en la estación de L'Enfant Plaza, epicentro del Washington federal, entre decenas de personas cuyo único pensamiento era llegar a tiempo al trabajo.

La pregunta que lanzó el rotativo era la siguiente: ¿sería capaz la belleza de llamar la atención en un contexto banal y en un momento inapropiado?

En ese momento, Bell, ataviado con unos vaqueros, una camiseta de manga larga y una gorra, comenzó a emitir magia desde su Stradivarius de 1713 -valorado en 3,5 millones de dólares- ante las 1.097 personas que pasaron a escasos metros de él durante su actuación.

En los 43 minutos que tocó, el violinista (nacido en Indiana, en 1967) recaudó en su estuche 32 dólares y 17 céntimos -donados a la beneficencia-, una cifra muy lejana a los 100 dólares que los amantes de su música pagaron tres días antes por asientos decentes (no los mejores) en el Boston Symphony Hall, que registró un lleno completo. En cambio, en L'Enfant Plaza, alejado de las campañas de promoción de su arte, fuera de los grandes escenarios y con la única compañía de su violín, a Bell sólo lo reconoció una persona y muy pocas más se detuvieron siquiera unos momentos a escucharle.





Hilary Hahn




Violinista joven, extraordinaria pureza de sonido, incluso cuando toca en vivo mantiene una línea constante, monumental...


Pero sin embargo me deja frío. Me parece que faltan contrastes, más colores. Recientemente concedió una entrevista en violinist (está en inglés), y simplemente, es sosísima, algo que me transmite falta de personalidad. Quizás sea una muestra de elegancia, no?


Por otro lado, descubro en su web que su coballa ha muerto, pobrecita. Eso sí, cuando toca el arreglo de Der Erlkonig de Schubert que hizo el maxivirtuoso Ernst, es alucinante. Esta es una de las 4 o 5 obras más difíciles que existen para violín. Ya me comentaréis, os da la misma impresión que a mí??



GILLES APAP




Nacido en Bougie, Argelia, se crió en Niza, Francia. En 1985 ganó el primer premio en la categoría música contemporánea en el Yehudi Menuhim Competition (la competencia internacional de violinistas más importante)
Grabó un CD con Sony Classical en 1996 llamado Gilles Apap & the Transylvanian Mountain Boys. Trabajó como maestro concertista en la Sinfónica de Sanata Barbara en California. Ha tocado con el violinista irlandes Kevin Burke.

En 2001 ya con su propio sello, Apapziz, realizó Enescu, Debussy and Ravel: violin sonatas and, on Appassionato No Piano.

En 2002 graba Vivaldi's Four Seasons and Fiddle Tunes, (el que se pueden bajar de los links abajo) una excelente versión de las cuatro estaciones intercalada con melodias clásicas para violin.





EL VIOLIN



El violín (etimología: del italiano violino, diminutivo de viola o viella) es un instrumento de cuerda frotada que tiene cuatro cuerdas afinadas por intervalos de quintas: sol2, re3, la3 y mi4 (según el índice acústico Franco-Belga). La cuerda de sonoridad más grave (o "baja") es la de sol2, y luego le siguen, en orden creciente, el re3, la3 y mi4. En el violín la primera cuerda en ser afinada es la del la; ésta se afina comúnmente a una frecuencia de 440Hz, utilizando como referencia un diapasón clásico (de metal ahorquillado) o, desde el siglo XX, un diapasón electrónico. En orquesta y agrupaciones el violín suele ser afinado a 442Hz, ya que las condiciones del medio como la temperatura, o la progresiva destensión de las cuerdas hace que éstas se desafinen, y para compensarlo se afinan algo por encima.



Las partituras de música para violín usan casi siempre la clave de sol, llamada antiguamente "clave de violín". El violín tiene la característica de no poseer trastes, a diferencia de la guitarra, lo que dificulta el aprendizaje. Es el más pequeño y agudo de la familia de los instrumentos de cuerda clásicos, que incluye el chelo, la viola y el contrabajo (en inglés, double bass; es decir, ‘doble bajo’), los cuales, salvo el contrabajo, son derivados todos de las violas medievales, en especial de la fídula.